En el Marymount, la sostenibilidad se promueve a nivel ambiental y social en línea con la filosofía del IB, el cual, como bien lo establece en su misión, busca formar jóvenes solidarios, informados y ávidos de conocimiento, capaces de contribuir a crear un mundo mejor y más pacífico. Crear un mundo mejor y aportar a la sociedad implica necesariamente contar con programas transversales y curriculares que fomenten la conciencia social y el compromiso con el medio ambiente.
En el Marymount esperamos que nuestras estudiantes comprendan que el verdadero liderazgo comienza con la disposición de servir a los demás y de tener como propósito impactar el mundo de una forma tal que trascienda el éxito individual. Para lograr este objetivo incorporamos prácticas institucionales que protegen el medio ambiente, educamos en sostenibilidad dentro y fuera del aula y generamos relaciones de confianza con la comunidad.
Impulsamos y trabajamos los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS) en distintas asignaturas y proyectos de indagación a lo largo de la vida escolar para que nuestras estudiantes adquieran no solo conocimientos, sino competencias, valores y actitudes que contribuyan al desarrollo sostenible del planeta.
Además del trabajo en el aula, las estudiantes pueden hacer parte del Eco-team, a partir de segundo grado, el cual es liderado por el Comité Ambiental y tiene como propósito dirigir las iniciativas ambientales establecidas a nivel institucional. De igual forma, las estudiantes que hacen parte del Gobierno y Consejo Estudiantil lideran, año tras año, distintas iniciativas propias que propenden por el cuidado del medio ambiente, el uso eficiente de los recursos y la solidaridad con miembros de nuestra comunidad o con causas sociales externas.
Nuestro entorno plurilingüe e internacional integra el español y el inglés como lenguas de instrucción, y ofrece francés o portugués como tercera lengua, según elección. Así fortalecemos competencias comunicativas, culturales y cognitivas esenciales para el mundo actual.
Chi-güaia era el término que utilizaba la cultura Muisca para referirse a “nuestra madre”. En el Marymount adoptamos este nombre para uno de los lugares que ellos habitaron y en 2019 realizamos una restauración ecológica, sembrando con estudiantes 535 individuos de más de 100 especies. Hoy nuestro bosque constituye un espacio que transforma y enriquece la experiencia educativa, donde la naturaleza se convierte en mentor y aliado de múltiples aprendizajes. El bosque Chi-Güaia, con más de 9.200 m² y más de 8.500 individuos arbóreos, no solo genera bienestar físico y emocional, sino que también es una herramienta pedagógica viva, donde aprendemos con y desde la naturaleza.
El Ecopoint es un espacio físico ubicado en el edificio El Roble en el cual los miembros de la comunidad pueden disponer de manera responsable residuos para segundo uso. Contamos con un gestor ambiental para cada uno de estos, con el propósito de su uso y disposición final responsable. Los residuos son:
En el Marymount contamos con 187 paneles solares con los que además de suplir el 75-80% de las necesidades de energía de las áreas académicas y administrativas, reducen significativamente la producción de CO2. Durante la época de vacaciones, el Colegio retorna el 30% a la red pública.
Los edificios Fundadores y El Roble fueron diseñados y construidos de forma tal que garantizan el uso eficiente de los recursos energéticos, de aprovechamiento de agua, iluminación, ventilación, paisajismo, flora y fauna. La arquitectura bioclimática del Roble integra ventilación cruzada, iluminación automatizada con sensores de movimiento y sistemas de ahorro energético. Además, el agua lluvia se recoge, se trata y se reutiliza para el riego del bosque y los sanitarios, cerrando un ciclo de respeto con el entorno.
Contamos con una huerta de 268 m2 que es a la vez lugar de encuentro y aula experiencial. Las hortalizas, aromáticas y especies se utilizan como insumo en el servicio de cafetería.
Servimos es iniciativa de un grupo de mamás voluntarias del colegio que reciben y venden uniformes, útiles y libros usados a precios asequibles. Los recursos recolectados se destinan en su totalidad al apoyo financiero de familias que así lo requieren. Esta iniciativa aporta al fomento de la solidaridad, el sentido de pertenencia, y el establecimiento de una cultura de consumo responsable.
Nuestro parqueadero para bicicletas fue inaugurado en 2020, y desde entonces nos hemos consolidado como referentes en movilidad sostenible. Fuimos el primer colegio privado en recibir el Sello de Oro otorgado por la Secretaría Distrital de Movilidad de Bogotá, al cumplir con los más altos estándares de calidad y seguridad.
Actualmente, contamos con más de 45 espacios destinados a bicicletas para los ciclistas de nuestra comunidad, así como con cuatro espacios equipados con puntos de carga para bicicletas y patinetas eléctricas, en respuesta al crecimiento constante de esta práctica entre nuestras estudiantes y staff.
